miércoles, 14 de junio de 2017

«Un paraíso llamado Huancaya»

Hace un año que no iba a mis acostumbradas salidas trekkeras.
¡No sé cómo puede haber pasado tanto tiempo! Y es que entre el trabajo, el dinero y las distintas responsabilidades, el tiempo se nos pasa.

La primera vez que fui a una excursión fotográfica fue en el 2014, unos meses después de haberme separado. Necesitaba recargar energías y limpiar el alma. Fui sola, me sentía sola, no conocía a nadie del grupo, fui a la aventura y tenía un poco de miedo, pero lo hice. Finalmente fue genial y conseguí muchos amigos que hasta hoy conservo y seguimos saliendo de excursión.
Esta vez también tenía ganas de recargar energías y limpiar el alma. Pero, sobre todo, ¡de ESCAPAR!. Escapar de la rutina, del estrés, de la vida, de todo.

He vuelto recargada, renovada y, lo mejor de todo, con nuevas ideas. Solo debo ordenarlas un poquito y seguro que pronto les contaré algunas de ellas por acá.

Pero, bueno, mejor paso a contarles de mi aventura esperando los anime a vivirla también.
Créanme: VALE LA PENA.

Esta vez me fui a Huancaya, a la Reserva Paisajística de Nor-Yauyos Cochas. Está a 8 horas de Lima, pertenece a la provincia de Yauyos y está ubicada a 3554 m. s. n. m.


Si vas en auto particular puedes ir por la Panamericana Sur hacia Cañete, luego ir por el camino a Lunahuaná y pasar por los poblados de Pacarán, Zúñiga, Catahuasi, Magdalena, Tinco Alis y Vitis hasta llegar a Huancaya.
Si vas en bus recomiendo tomar uno hasta Cañete, los precios están entre 10 a 15 soles. Luego tomar una cúster que va a Imperial por 1 sol, bajar en el Jr.Atahualpa. Después abordar los buses con dirección a Yauyos que están 20 soles aproximadamente, finalmente tomar los buses a Huancaya que tienen un precio de 10 soles. También hay empresas de transportes que van directo desde Imperial Cañete a Huancaya, el precio está entre 40 y 50 soles.

Es recomendable salir de Lima de noche para llegar a tomar un desayuno ligero mientras se logra la aclimatación a la altura. Si saben que esta les genera malestar, lo recomendable será tomar medicina para el soroche dos días antes del viaje. 

La distancia a recorrer hasta Huancaya es de 320 kilómetros. Es una ciudad pequeña, hermosa y, sobre todo, acogedora. Las caídas de agua que la adornan son maravillosas. En el día podrán encontrar un sol increíble pero por la tarde-noche hace mucho frío, así que es mejor ir preparados.

Pueden empezar el recorrido por los alrededores de la zona en los que se toparán con muchas cascadas y el puente colgante. El maravilloso paisaje permite tomar bellísimas fotos. 

Recomiendo, también, que den un paseo en la laguna Huallhua y almuercen al pie de ella disfrutando de una sabrosísima trucha de la zona. En Huancaya pueden elegir quedarse en algún hospedaje —son bastante accesibles respecto al precio— o acampar al lado de las cascadas. 



Al día siguiente, y ya más aclimatados, una buena recomendación es que se den una vuelta por el mirador Cantagallo para aprovechar la gran la vista de todas las cascadas de la zona que permite desde lo alto.



Ya de retorno a Lima es básico hacer una parada en la laguna Piquecocha. Con toda sinceridad les puedo decir que este es un paso ¡imperdible! Sus colores y la paz que emana del lugar son increíbles. Aquí también pueden disfrutar de relajantes paseos en bote y tomar muchas fotos desde su hermoso muelle. 


Siguiendo de bajada, la parada en Lunahuaná es imprescindible para almorzar unos deliciosos camarones o una típica sopa seca sureña.

Y esa fue mi ruta de aventura por Huancaya. Visitarla me recordó cuán insignificantes somos ante tanta grandeza y que Perú es, sin duda alguna, un país privilegiadamente hermoso por su espectáculo natural sin par. 

Disfrutémoslo.