miércoles, 3 de agosto de 2016

«Nunca vuelves a ser el mismo después de un viaje»

¿Escucharon eso alguna vez?
Pues yo lo leí en facebook hace poco y creo que no hay nada más acertado. Sea que viajes solo o acompañado, todo viaje enriquece y todo viaje es aprendizaje.

En fiestas patrias estuve por Colán, Piura. Fuimos un grupo de 3 amigas, en realidad somos 4 pero tuvimos una baja. Sin querer queriendo estos viajes anuales se nos están volviendo una tradición. Pero a lo que quiero llegar es, que en caso vayas acompañado de tu pareja o amigos, una de las principales cosas que un viaje te enseña es a CEDER. Desde la planificación ya se debe llegar un acuerdo para el destino y el hotel hasta cosas como a qué hora ponemos la alarma, quién se baña primero, qué lugar visitamos, vamos en tour o por nuestra cuenta, dónde almorzamos y un sinfín de cosas de las que a lo mejor en el momento, no nos percatamos. Convivir, aunque sean pocos días, no es nada fácil.

En caso viajes solo, la experiencia es más espiritual a mi parecer. Tienes la oportunidad de decidir sobre todo lo anteriormente mencionado, sin consultar con nadie. Un viaje solo, te conecta contigo mismo, te hace pensar más en tus rollos, en tus planes, en tu vida, en lo que es y en lo que no también.

En el 2007, estuve por trabajo en Piura con varios colegas. Apenas tuvimos un tiempo libre, nos fuimos de paseo y llegamos a Colán. Fue la primera vez que estuve ahí y quedé enamorada de la playa, del lugar tan tranquilo (a comparación de otras playas del norte), de las casitas que están construídas de madera y en alto por si la marea sube, del restaurante donde almorzamos, que sinceramente pensé no encontrar esta vez pero seguía ahí y por supuesto, de su atardecer.

Todo esto me hizo proponer a Colán como destino para este viaje. Y menos mal, mis amigas siempre me dicen: ¡Vamos!

Volver a Colán fue una gran idea, me hizo sentir una emoción que no puedo describir y que tampoco sé a qué responde. Sin embargo, hoy vi una película sobre un escritor y en su libro menciona lo siguiente:

«Dejamos detrás algo de nosotros mismos al irnos de un lugar. Permanecemos ahí, a pesar de habernos ido. Y hay cosas en nosotros que solo podemos encontrar de nuevo cuando regresamos allí.
Viajamos hacia nosotros mismos al ir a un lugar donde vivimos parte de nuestra vida sin importar lo breve que haya sido.»

Tal vez en el 2007 dejé algo ahí que esta vez que regresé, me hizo viajar hacia mí misma al volverlo a encontrar.

Es por esto que quise compartir con ustedes la frase del título, para que puedan analizarse un poco y descubrir si en realidad sienten lo mismo, si con todas sus aventuras son hoy personas distintas, si su alma se ha enriquecido, entre muchas otras cosas que se aprenden con los viajes.

Y bueno, si se quieren dar una vuelta por este lugar tan lindo, me permito contarles cómo. De Piura deben viajar a Paita, son 45 minutos y pueden ir en transportes Dora, S/.5.00 el pasaje. En Paita toman un colectivo hasta el mismo Colán, S/.4.00. Pregunten por Jesús, es súper amable y por S/.1 más, los deja en la puerta del hotel.
Nosotras nos quedamos en el Hotel Punta Colán. Lo súper recomiendo porque es bonito, pequeño, acogedor, tiene una excelente piscina y está a 5 minutos de la playa si vas caminando.
Para comer tienen bastante variedad pero les recomiendo el restaurante San Felipe, eso sí, vayan temprano porque en temporada alta la gente hace cola.

Y viajen siempre, que nada alimenta más el alma que hacerlo.





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