¡Qué buen 2016!
No me sorprende lo «malo» que me trajo porque ya de eso he tenido mucho y siempre le doy vuelta a la tortilla. Elijo quedarme con el aprendizaje porque finalmente ¡todo se supera! Lo que sí me sorprende es la cantidad de buena vibra y bendiciones que llegaron a mi vida.
Una vez más perdí mi trabajo y una vez más me di cuenta que hay otro lugar donde debo estar, en realidad donde ¡quiero!.
Este ha sido mi primer año como fotógrafa, y digo fotógrafa con cierta duda porque no sé cuándo es que realmente uno se convierte en eso. Siento aún que soy un pollito chiquititito pero hay que ponerle un nombre. Ha sido mi primer año y estoy más que agradecida con el Pelucón, Dios, porque me dio muchísimo trabajo y muchísima experiencia.
Casi a comienzos de año decidí embarcarme en una nueva aventura para fin de año y con la pérdida de trabajo que tuve pues fue bastante difícil lograr el objetivo. Pero bien dice el dicho «Dios aprieta pero no ahorca» y así como cuando tenía mis dudas sobre si me aventuraba o no y me llegó un mail como Diosidencia, todo lo que vino después también fue de él, por él y gracias a él. No cabe duda que cuando le pones punche, todo fluye y todo es posible.
El año se pasó mucho más rápido que otros, y creo que mientras más viejo te haces, más rápido se pasa. Hay tantas cosas por hacer que el tiempo ya nos queda corto.
Llegó la navidad y junto con ella los sentimientos encontrados de todos los años. La felicidad por un año más de celebración, la tristeza por las carencias y situación de otros y también la nostalgia por los que ya no están pero que ahora son nuestros ángeles.
No me gusta la Navidad porque claramente me pone muy sensible pero ¡AMO EL AÑO NUEVO!.
Me encanta porque puedes trazarte nuevas metas, lograr nuevos objetivos, hacer las cosas mejor. Me encanta porque te creas nuevas oportunidades y todo eso tan trillado pero tan cierto.
El significado del Año Nuevo cambió para mí cuando recibí el 2015. Fue totalmente distinto, emocional, espiritual, ¡especial! Y le doy los créditos a uno de mis mejores amigos porque aunque yo fui la de la idea y la de la producción de cada detalle, estoy completamente segura que no hubiera sido igual con otra persona.
Este año conocí muchísima gente, buena, mala, de todo. De cada una de ellas me llevo algo, de cada una de ellas aprendí lo que quiero ser y lo que no también. Y bueno, como para cerrar el año conocí a alguien. Alguien que me está haciendo nuevamente ¡Creer!. Así que a meterle punche y construir ¡con fe!
Hoy, a puertas ya del 2017, quiero agradecerle a la vida por darme tantas cosas buenas. Dicen que uno recibe lo que se merece pero no sé si yo merezca tanto, a lo mejor quedo luego debiendo.
Hace poco me di cuenta que tengo un tema con el #7 y ya quiero empezar a vivir el 201-7.
Que este año venga cargado de muchísima buena vibra para todos ustedes pero sobre todo que les dé mucha salud, con eso ya es más que suficiente. La chamba extra depende de nosotros mismos y del punche que le metamos.
No basta con soñar, hay que decretar y sobre todo trabajar, trabajar en nuestros sueños.
«El mayor riesgo es no arriesgarse»
¡Buenas vibras para el 2017!